miércoles, 15 de octubre de 2008

De lo que nos salvó Chávez


Cuando, por la gracia de Dios, vemos el comienzo de la caída del imperio norteamericano, en medio de la mas grande crisis sufrida por el capitalismo y el neoliberalismo salvaje de los Estados Unidos de Norteamérica, no podemos decir más que gracias a Dios.

Chávez nos salvó en mucho de una gran catástrofe económica y financiera, que inevitablemente arrastrará al mundo a todo aquello que hemos venido denunciando desde la humilde posición de quienes nos dedicamos a escribir desde el punto de vista revolucionario y desde una perspectiva verdaderamente bolivariana, a favor de una Revolución que se presenta como necesaria por el rol antiimperialista que cumple históricamente.

No es que somos inmunes a esta gran crisis, la bestia apocalíptica está gravemente herida y lanza sus zarpazos y dentelladas, para herir y destruir en el intento de arrastrar con su derrota a los pueblos del mundo. Las medidas tomadas a tiempo por el gobierno revolucionario del presidente Chávez, nos evitarán grandes dolores a los venezolanos y venezolanas y a otros países hermanos.

Sin saber, sin darse cuenta, muchos neoliberales salvajes cayeron en la trampa que el mismo imperio había armado contra otros pueblos y contra otros regimenes. Se disparó la trampa contra el mismo gobierno de George Bush, que pretendió regar el veneno neoliberal por todos nuestros pueblos, a través de los tratados de libre comercio con los cuales pretendían adueñarse de las riquezas y de los recursos de los pueblos que ellos llamaban despectivamente tercermundistas, en su afán de describirnos como pueblos sin cultura, bárbaros y salvajes.

Llegaron los tiempos de las vacas flacas, los funcionarios norteamericanos no tuvieron la capacidad que tuvo Chávez, de ver el surgimiento de las vacas flacas que devoraron a las vacas gordas de la abundancia del saqueo que el gobierno de George Bush habían hecho de las riquezas de otros pueblos.

Fueron incapaces de ver el surgimiento de las espigas mustias y marchitas que devoraron a las espigas verdes del consumismo al cual estaba acostumbrada la sociedad norteamericana por voluntad de la manipulación mediática.

El surgimiento del ALBA fue la señal de la eminente crisis económica y financiera del imperio. Ya los Estados Unidos no puede disponer de los recursos de los pueblos latinoamericanos, no puede imponer políticas monetarias, laborales y financieras, como recetas que imponían normas filibusteras al comercio interno de nuestros pueblos.

El gobierno de los estados Unidos, no es el intermediario de los intercambios comerciales de nuestras economías. Lo que es más importante, ya el dólar no es la moneda que se impone en nuestras transacciones comerciales soberanas.

La posibilidad de la creación del Banco del Sur, dio un gran golpe a las pretensiones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Por fin nuestras economías y finanzas comenzaban a tener una visión y una acción, con un sentido más claramente endógeno y con acciones más integracionistas y solidarias.

El nacimiento de UNASUR, dio por el suelo a las pretensiones hegemónicas que los Estados Unidos sobre la OEA y sobre otros organismos supranacionales, en los cuales el gobierno norteamericano ejerce una fuerte influencia y control, basados en el poder militar, económico y financiero.

El éxito del rol que UNASUR, debe jugar en nuestro continente. Lo demostraron las acciones y declaraciones contundentes que este organismo emitió sobre el caso de desestabilización y golpe de estado en Bolivia, golpe que la Ultraderecha promovió apoyada por el Gobierno de Bush.

La verdadera nacionalización del petróleo que emprendió el gobierno del presidente Chávez, también ha contribuido en mucho a esta crisis norteamericana, que tenía como suya a las grandes reservas petroleras de países como Venezuela y algunos países que conforman a la OPEP. La comercialización del petróleo en Euros y en otras monedas diferentes al dólar, afectó mortalmente a la economía imperial norteamericana.

Las inmensas reservas de Petróleo venezolanas y de muchos países en el mundo, ya no le pertenecen a las trasnacionales del imperio, ni al gobierno norteamericano, sino que es propiedad soberana de los pueblos que las poseen.

Es por eso, que quisieron engañar al mundo, con la mentira de una supuesta viabilidad de la transformación barata de alimentos por combustible, para intentar quebrar al mercado petrolero de las naciones productoras ubicadas casi todas en los países que ellos han denominado subdesarrollados. Esto en una jugada que pretendía adueñarse de las reservas energéticas, a través de los viejos mecanismos de financiamiento y refinanciamiento de las economías que una vez dominaron.

El capitalismo, como bestia apocalíptica salvaje, comenzó a moderse así misma, como un perro rabioso que intenta tragarse por la cola. Comenzó a hacer implosión arrastrando consigo a la candidatura de la ultraderecha republicana norteamericana de John Mac. Cain, ultima carta bélica de un imperio que se retorcía en sus estertores de muerte.

Con esto se atrasa en años, quizás en siglos, la tan deseada por la derecha latinoamericana, invasión norteamericana a Venezuela y a otros países de la región por parte la Cuarta Flota del Caribe de la Marina Norteamericana.

Arrastra con consigo la crisis norteamericana, a las economías nacionales que confiaron ciegamente en los tratados de libre comercio. Ahora también sufren la crisis de los grandes centros de poder económico, financiero norteamericano y del resto del mal llamado primer mundo, que las conducen al barranco de la crisis económica y financiera imperial.

Ese remolino, creado por el hundimiento de la economía imperial norteamericana, hundirá con ellos a las economías latinoamericanas que no advirtieron el peligro de aliarse con la bestia neoliberal. Estas economías de gobiernos serviles al gobierno de Mr. Bush, se han asociado en esa campaña constante de desprestigio de la Revolución en América latina, vendiéndose por unos cuantos centavos.

La diversificación de nuestras economías latinoamericanas progresistas, salvó al hundimiento de las mismas. Hubo la visión de integración, de solidaridad, basada en los principios socialistas y nacionalistas, alejándose cada vez más del peligro que evidentemente representaba a la asociación desigual e injusta, que con esta crisis de la economía imperial norteamericana acelerará los problemas y la estabilidad en algunos gobiernos de derecha en nuestra región.

Los Estados Unidos y otras potencias noratlanticas y desarrolladas, han perdido la moral y la ética de imponer políticas, económicas, de seguridad social, financiera. Sus economías colapsaran una a una, por ese efecto dominó a la cual están condenadas por la estrepitosa caída de la economía norteamericana, dirigida por el incapaz de George Bush y todo su tren Ministerial de aduladores y perros de guerra.

Los grandes Centros y trasnacionales de la desinformación, intentan en cada país del mundo silenciar el estruendo que está causando la aparatosa caída de la economía imperial norteamericana. Para ellos es duro ver caer irremediablemente al imperialismo, en su más grave y ultima crisis.

Los lacayos mediáticos, no salen de su asombro, ellos no hablan, creyendo que todo esto puede ser una pesadilla pasajera, de la gran caída de la economía imperial norteamericana. No les cabe en la cabeza, por falta de imaginación, que Chávez haya tenido razón, que Fidel tuvo mas fuerza con la pluma que la que tuvo con el fusil en la Sierra Maestra. Es increíble para ellos, que el imperialismo norteamericano, el capitalismo y el neoliberalismo hayan llegado a su fin.

Debemos darle gracias a Chávez, Fidel, Evo, Cristina, Néstor, Correa, Daniel, Lula, Cristina, Tabaré, Zelaya, porque nos han permitido ver dos cosas, el nacimiento de un Socialismo endógeno y la caída inevitable del Imperio norteamericano.

¡El Pueblo Nunca Olvida!

Aporrea

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