jueves, 18 de septiembre de 2008

DESARROLLAN UN PROYECTO CIENTÍFICO CON EL QUE PUEDEN MANIPULAR EL CLIMA EN CUALQUIER REGIÓN DEL MUNDO


VERDADERA HISTORIA DE TERROR MUNDIAL

¿Es casualidad que los tornados, inundaciones, sequías se den en regiones pobres? ¿Existe un arma de manipulación climática manejada por Estados Unidos que es capaz de afectar incluso la salud mental de las personas? Entérese en esta nota. Le quedará la misma sensación que cuando ve una película de terror, sólo que no podrá autoconsolarse diciendo que “es sólo ficción”. El villano se llama “Haarp” y su infraestructura son 180 antenas alineadas en array, con una potencia de 1 gigawatt, que emiten hacia la ionósfera radiaciones de hasta 10 MHz.

Más allá de la calificación de “proyecto científico”, algo que permita manipular el clima en cualquier región del mundo no es otra cosa que una temible arma, mucho más peligrosas que las nucleares conocidas hasta ahora. Se trata de u nuevo tipo de arma capaz de intensificar tormentas, prolongar sequías e incluso crear terremotos sobre territorio de un supuesto enemigo perjudicándolo sin que este se de cuenta. La información es oficial y no fruto de “cazafantasmas” de la red de redes. Del tema ya se ocupó a mediados del 2007 el matutino porteño Página 12 (edición del día 4 de agosto) que lleva la firma de Pablo Capanna. El diario la ubicó en esa edición como la principal noticia destacándola en tapa.

BUENADATA tomó conocimiento del tema gracias a un mail enviado por un lector –Lito Marín de Choele Choel- quien nos hizo llegar un audiovisual que –hasta ahí- parecía uno de los cientos que se reciben por semana sobre experiencias inciertas en lugares del mundo nunca bien identificadas y con testimonios muy difíciles de comprobar. Sin embargo, esta “punta del ovillo” enviada por Marín sirvió para poder comenzar a buscar información al respecto de fuentes confiables. Así llegamos hasta el sitio www.haarp.alaska.edu donde comienza a dilucidarse lo que parecía ciencia ficción. La página oficial explica que HAARP es un proyecto científico destinado a estudiar las propiedades y el comportamiento de la ionosfera, con especial hincapié en ser capaz de entender y utilizarla para mejorar las comunicaciones y los sistemas de vigilancia, tanto civil como de defensa.

Parallevar adelante el experimento –según el sitio oficial- se utiliza un Instrumento de Investigación ionosfércio (IRI), un transmisor de alta potencia que operan en la instalación de alta frecuencia (HF) gama. El IRI es utilizado temporalmente para excitar un área limitada de la ionósfera para el estudio científico. Este conjunto de instrumentos científicos se utilizarán para observar los procesos físicos que ocurren en la región excitada a través de la alta frecuencia, según el sitio oficial antes citado.

El Congreso estadounidense le ha asignado al programa un jugoso presupuesto.

De acuerdo a las explicaciones técnicas, desde el complejo de antenas se envía hacia la ionósfera un haz de alta frecuencia, que rebota en forma de ondas de frecuencia muy baja. De tal modo, su alcance cubre prácticamente todo el planeta. Recordemos que la ionósfera es la capa más externa de la atmósfera (entre 80 y 640 km de altura), más allá de la cual sólo se encuentran los cinturones de radiación de Van Allen. Se dice que las emisiones de HAARP podrían interferir con los vientos troposféricos y con los electrojets aurorales, un fenómeno que en circunstancias naturales suele afectar a las comunicaciones y hasta la conducta humana. De hecho, HAARP no es el único de estos “calentadores ionosféricos”. Hay uno similar en Trömso (Noruega), otro en Nizni Nóvgorod (Rusia) y uno en Arecibo (Puerto Rico).



Tal como analizan varios medios, de todo el daño que se le ha hecho a la atmósfera, el de más bajo perfil ha sido el proyecto haarp o cualquier otra iniciativa (que las hay) de radiaciones electromagnéticas, sospechadas de ser las responsables de las perturbaciones climáticas. Sí hay que decir que el proyecto Haarp ha sido abordado hasta el cansancio por sitios de distinta índole en la web pero sin la garantía de editoriales que hagan trascender el tema masivamente. Este cronista hasta ahora jamás escuchó hablar del tema en las radios ni en la televisión de mayor rating de la Argentina cómo tampoco ha sido hasta ahora de tratamiento en los principales diarios del país excepto Página 12, a pesar de recibir periódicamente noticias directas de organizaciones ambientalistas como Greenpeace.

Pero a partir de los datos encontrados por buenadata de distintas fuentes incluido el diario citado, Haarp es el programa más sospechado de emitir esas radiaciones con objetivos muy distintos a los expuestos en sus sitio oficial. La instalación de las antenas se encuentra en Alaska y forma parte de un proyecto militar estadounidense. Se la conoce con la sigla HAARP, esto es, Proyecto Avanzado para la Investigación Auroral por Alta Frecuencia.

Como “Harp” significa “arpa”, los ambientalistas más duros no han vacilado en llamarlo “el arpa del diablo”. El físico Nick Begich y la periodista Jeanne Manning han preferido aclarar que “a esta arpa no la tocan los ángeles”. Ese es el título que le pusieron en 1995 a su documentada investigación sobre el HAARP. El libro no sólo motivó en Estados Unidos todos los debates permitidos para un tema que toca de cerca lo militar; tuvo varias reediciones y fue traducido al francés.

Más recientemente, en 1998, el Parlamento europeo y en 2002 la Duma (el Parlamento ruso) crearon sendas comisiones para estudiar el tema e interpelaron al gobierno estadounidense sobre la naturaleza y fines del proyecto.

La doctora Rosalie Bertell, reconocida mundialmente, confirma que los científicos militares estadounidenses “…están utilizando los sistemas climáticos como un arma potencial. Los métodos incluyen el aumento de la intensidad de las tormentas y la desviación de ríos de vapor en la atmósfera del planeta con el objetivo de provocar sequías o inundaciones. (The Time, Londres 23 de4 noviembre del 2000) Ya en los años setenta, el ex asesor de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski había previsto en su libro “Between Two Ages” (entre dos eras) que: “La tecnología pondrá a disposición, de los líderes de las principales naciones, técnicas para llevar a cabo una guerra secreta, de la cual sólo habrá que evaluar a un mínimo número de las fuerzas de seguridad… Las técnicas de modificación pudieran emplearse para provocar largos periodos de sequía o de tormenta.”
Marc Filterman, ex oficial militar francés, esboza varios tipos de “armas no convencionales” que utilizan frecuencias radiales. Se refiere a “la guerra climática”, e indica que los Estados Unidos y la Unión Soviética ya habían “acumulado los conocimientos especializados necesarios para desencadenar repentinos cambios climáticos (huracanes, sequías) a principios del decenio de 1980. Estas tecnologías “ocasionan perturbaciones atmosféricas mediante la utilización de ondas de radares de Frecuencia Extremadamente Baja (ELF)”.

Por su parte, el economista canadiense Michel Chossudovsky a través de la publicación “The Ecologist” reproducida a su vez por el sitio “Rebelión”, sostiene que “El HAARP es un arma de destrucción masiva, capaz de desestabilizar los sistemas agrícolas y ecológicos en todo el globo.” La “guerra climática” amenaza potencialmente el futuro de la humanidad, pero ha sido excluida con indiferencia de los informes por los que el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de Naciones Unidas, ( IPCC ) recibió el Premio Nobel de la Paz 2007”.

Aunque pocas veces se habla del tema en el debate sobre el cambio climático global, ahora pueden modificar el clima del mundo con una nueva generación de armas electromagnéticas avanzadas. Tanto EE.UU. como Rusia han desarrollado capacidades para manipular el clima para el uso militar.

Los militares de EE.UU. han aplicado técnicas de modificación del medioambiente durante más de medio siglo. El matemático estadounidense John von Neumann, en asociación con el Departamento de Defensa de EE.UU., comenzó su investigación sobre la modificación del clima a fines de los años cuarenta en plena Guerra Fría y previó ‘formas de guerra climática aún no imaginadas.' Durante la guerra de Vietnam, se utilizaron técnicas de bombardeo de nubes, comenzando en 1967 con el Proyecto Popeye, cuyo objetivo era prolongar la estación del monzón y bloquear rutas de suministro del enemigo a lo largo de la Pista Ho Chi Minh.

Las fuerzas armadas de EE.UU. han desarrollado capacidades que les permiten alterar selectivamente los modelos climáticos. La tecnología, que está siendo perfeccionada bajo el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (HAARP), es un apéndice de la Iniciativa de Defensa Estratégica – ‘la Guerra de las Estrellas'. Desde el punto de vista militar, HAARP es un arma de destrucción masiva, que opera desde la atmósfera exterior y es capaz de desestabilizar sistemas agrícolas y ecológicos en todo el mundo.

La modificación del clima, según el documento de la Fuerza Aérea de EE.UU. AF 2025 Informe Final, ‘ofrece al combatiente en la guerra una amplia gama de posibles opciones para derrotar o coercer a un adversario;' sus capacidades, dice, se extienden a la provocación de inundaciones, huracanes, sequías y terremotos: ‘La modificación del clima se convertirá en parte de la seguridad interior e internacional y podría ser realizada unilateralmente... Podría tener aplicaciones ofensivas y defensivas e incluso ser utilizada para propósitos de disuasión. La capacidad de generar precipitaciones, niebla y tormentas en la tierra o de modificar el clima en el espacio... y la producción de clima artificial forman todas parte de un conjunto integrado de tecnologías (militares).'

En 1977, una convención internacional que prohíbe “el uso de técnicas militares u otras hostiles de modificación del medio ambiente que tengan efectos generalizados, duraderos o severos.” fue ratificada por la Asamblea General de la ONU. Define “las técnicas de modificación del medio ambiente” como “cualquier técnica para cambiar – a través de la manipulación deliberada de procesos naturales – la dinámica, la composición o la estructura de la tierra, incluyendo su biota, litosfera, hidrosfera y atmósfera, o el espacio exterior.”

Mientras la sustancia de la Convención de 1977 fue reafirmada en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC) firmada en la Cumbre de la Tierra en Río en 1992, el debate sobre la modificación del clima para uso militar se ha convertido en un tabú científico.
Los analistas militares guardan silencio sobre el tema. Los meteorólogos no investigan el asunto y los ecologistas se concentran en las emisiones de gases invernadero bajo el Protocolo de Kyoto. Tampoco se incluye la posibilidad de manipulaciones climáticas o medioambientales como parte de una agenda militar y de inteligencia del debate más amplio sobre el cambio climático bajo los auspicios de la ONU, aunque es reconocida tácitamente.

Establecido en 1992, HAARP, basado en Gokona, Alaska, utiliza una serie de antenas de alta potencia que transmiten a través de ondas de radio de alta frecuencia, cantidades masivas de energía a la ionosfera (la capa superior de la atmósfera). Su construcción fue financiada por la Fuerza Aérea de EE.UU., la Armada de EE.UU., y la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada (DARPA. por sus siglas en inglés). Operado conjuntamente por el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea y la Oficina Naval de Investigación, HAARP constituye un sistema de poderosas antenas capaces de crear ‘modificaciones locales controladas de la ionosfera.'

Pero Rosalie Bertell, presidenta del Presidenta del Instituto Internacional de Asuntos de Salud Pública, dice que HAARP opera como ‘un gigantesco calefactor que puede causar importantes alteraciones en la ionosfera, creando no sólo agujeros, sino largas incisiones en la capa protectora que impide que radiación letal bombardee el planeta.'

El físico Dr. Bernard Eastlund lo calificó de ‘el mayor calefactor ionosférico jamás construido.' HAARP es presentado por la Fuerza Aérea de EE.UU. como un programa de investigación, pero documentos militares confirman que su principal objetivo es ‘inducir modificaciones ionosféricas' a fin de alterar modelos climáticos y desestabilizar comunicaciones y radar.

Según un informe de la Duma Estatal rusa: “EE.UU. planifica realizar experimentos en gran escala bajo el programa HAARP [y] crear armas capaces de romper las líneas de comunicaciones por radio y equipos instalados sobre naves espaciales y cohetes, provocar serios accidentes en las redes eléctricas y en óleo y gasoductos, y tener un impacto negativo en la salud mental de regiones enteras.'*

Un análisis de declaraciones provenientes de la Fuerza Aérea de EE.UU. apunta a lo impensable: la manipulación encubierta de modelos climáticos, comunicaciones y sistemas de energía eléctrica como un arma de la guerra global, capacitando a EE.UU. para desestabilizar y dominar regiones enteras. La manipulación climática es el arma preventiva por excelencia. Puede ser dirigida contra países enemigos o ‘naciones amigas' sin su conocimiento, utilizada para desestabilizar economías, ecosistemas y agricultura. También puede provocar el caos en los mercados financieros y de materias primas. La alteración en la agricultura causa una mayor dependencia de la ayuda alimentaria y de productos de granos importados de EE.UU. y de otros países occidentales.



HAARP fue desarrollado como parte de una cooperación anglo-estadounidense entre Raytheon Corporation, que posee las patentes de HAARP, la Fuerza Aérea de EE.UU. y British Aerospace Systems (BAES).

El proyecto HAARP es uno de varios cometidos en la colaboración en sistemas de armas avanzadas entre los dos gigantes de la defensa. El proyecto HAARP fue iniciado en 1992 por Advanced Power Technologies, Inc. (APTI), subsidiaria de Atlantic Richfield Corporation (ARCO). APTI (incluyendo las patentes de HAARP) fue vendida por ARCO a E-Systems Inc, en 1994. E-Systems, con un contrato de la CIA y del Departamento de Defensa de EE.UU., equipó el “Plan del Día del Juicio Final,” que ‘permite que el presidente dirija una guerra nuclear.' Subsiguientemente adquirida por Raytheon Corporation, es uno de los mayores contratistas de los servicios de inteligencia del mundo. BAES estuvo involucrada en el desarrollo de la etapa avanzada de la serie de antenas de HAARP bajo un contrato de 2004 con la Oficina de Investigación Naval.



La instalación de 132 transmisores de alta frecuencia fue confiada por BAES a su subsidiaria estadounidense, BAE Systems Inc. El proyecto, según un informe de julio en Defense News , fue emprendido por la división de Guerra Electrónica de BAES. En septiembre recibió el máximo galardón de DARPA por logros técnicos en el diseño, construcción y activación del sistema de antenas de HAARP.

Actualmente el sistema HAARP es plenamente operacional y en muchos aspectos hace parecer pequeños los sistemas convencionales y estratégicos de armas. Aunque no existe una evidencia firme de su uso para propósitos militares, documentos de la Fuerza Aérea sugieren que HAARP forma parte integral de la militarización del espacio. Se podría esperar que las antenas ya hayan sido sometidas a ensayos de rutina.



Bajo la UNFCCC, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), tiene mandato ‘para evaluar información científica, técnica y socioeconómica relevante para la comprensión del cambio climática.' Este mandato incluye la guerra medioambiental. “La geo-ingeniería” es reconocida, pero las aplicaciones militares subyacentes no son ni objeto de análisis político ni de investigación científica en los miles de páginas de informes y documentos de apoyo del IPCC, basados en los conocimientos y la contribución de unos 2.500 científicos, responsables políticos y ecologistas. El ‘cambio climático' amenaza potencialmente el futuro de la humanidad, pero ha sido excluido a la ligera de los informes por los que el IPCC recibió el Premio Nobel de la Paz de 2007.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

soy chileno, y me he enterado de ello con horror, no quiero pensar que los terremotos ocurridos en haití han sido ejecutados por este proyecto, viendo a la gente como verdaderos conejillos de india; espero que nuestras autoridades tomen medidas al respecto

Anónimo dijo...

Aunque es probable (pero no comprobable) que la HAARP pudiera causar terremotos, yo creo que es este caso recurrieron a la detonación de bombas nucleares en zonas estratégicas de la placa continental. Método originado aparentemente en Francia, cuya fase experimental en 1985 tuvo bastante éxito, algo que los mexicanos podemos constatar.