martes, 10 de junio de 2008

Sahara: La revolución de la mujer, en el desierto


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09-06-2008

Sahara: La revolución de la mujer, en el desierto

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Fuerte, combativa y trabajadora. La mujer
saharaui ha conseguido en sus tres décadas de
exilio introducirse y avanzar en muchos sectores
de su sociedad. "Siempre hemos sido respetadas,
pero cada vez tenemos más libertades, muchas más
que en otros pueblos árabes", dice la secretaria
general de la Unión de Mujeres Saharauis, Fatma
Mehdi

"La mujer saharaui nunca llora", afirma
contundente y orgullosa Zukeina. Trabaja como
médico en la wilaya de Smara, en los campamentos
de refugiados de Tinduf. Es una de las miles de
saharauis que han obtenido un título
universitario en los últimos años. Antes de 1975,
cuando España abandonó al Sahara Occidental, no
había ninguna. Desde entonces "han cambiado mucho
las cosas para nosotras", explica Fatma Mehdi, la
secretaria general de la Unión Nacional de
Mujeres Saharauis (UNMS) y miembro de la
dirección política del Frente Polisario.
"Luchamos por la independencia de nuestro pueblo;
pero también por la de la mujer porque no
serviría de nada esa independencia si no
consiguiéramos una sociedad equitativa".

En estos momentos "tenemos muchas oportunidades
para formarnos y desarrollarnos como personas",
dice Mehdi. Cada vez hay más avances. Se deben al
status que adquirieron en tiempos de guerra:
"Levantamos los campamentos y nos tuvimos que
valer por nosotras mismas durante mucho tiempo",
cuenta. En esa libertad de la mujer saharaui
también ha influido el carácter nómada de su
gente. "Nos respetan porque siempre hemos
participado en igualdad de condiciones en todas
las tareas del hogar, del campo, del ganadoŠ".

Ahora tienen que trabajar duro para que los
privilegios que se han ganado "con tanto
esfuerzo" no se pierdan. "Cuando regresaron los
hombres del frente", en 1991, "sentimos la
amenaza de que querían recuperar de nuevo el
liderazgo en la familia y de que volvía a
implantarse cierto machismo, pero nos estamos
esforzando por alcanzar la igualdad de
oportunidades y estamos en el buen camino".

Dueñas de su hogar Fatma sabe que su discurso
sería imposible de sostener en otros países
árabes, "como Marruecos", por ejemplo. "Nosotras
somos las dueñas de nuestro hogar, no tenemos que
pedir permiso para recibir a nadie en nuestra
casa y nada se nos puede prohibir; no pasa lo
mismo en otros pueblos".

La igualdad también ha entrado en el mundo de la
política. "El 34 por ciento de los miembros del
Parlamento son mujeres, cuando sólo está obligado
a contar con un 24 por ciento de diputadas".
Ahora se están planteando crear una plataforma de
mujeres políticas y representantes de
instituciones para poder abordar los temas que
más les preocupan y buscar soluciones. "Tenemos
que conseguir que se acostumbren a darnos cargos
de responsabilidad, todavía no les entra en el
coco que una mujer se presente a presidenta de la
República", añade Suelma Beirut, representante de
Exteriores y Cooperación de la UNMS.

Uno de los programas más importantes de esta
organización es el de alfabetización. "No
queremos que nuestras mujeres dejen de formarse
por falta de recursos". La Unión cuenta con una
estructura muy amplia en todas las wilayas
(provincias) y dairas (municipios) en que se
dividen los campamentos. A través de sus
delegaciones se canalizan todas sus actividades.

Zukeina ha pasado muchas horas en la de Smara. En
la guardería de sus instalaciones un grupo de
niños juega bajo la atenta mirada de una joven
saharaui. Mientras, sus madres asisten a clase o
se reúnen para debatir sobre temas sociales o
religiosos. Al lado del salón de belleza, unas
jóvenes recitan el futuro del verbo haber. Pilar
Campos, una cordobesa afincada en Barcelona, es
su profesora desde hace un mes. "Son muy
inteligentes, muy buenas estudiantes, pero
también son muy revoltosas y les pillo muchas
veces copiándose".

Bodas y divorcios Los avances que han conseguido
las mujeres del desierto también han llegado a
las relaciones personales. "Las mujeres ya no
tenemos que casarnos con el candidato elegido por
nuestras familias, la ley nos prohíbe hacerlo
antes de los 16 años y el divorcio no está mal
visto", cuenta Glana, una saharaui de la wilaya
de Smara. Tiene 18 años y todavía no piensa en
novios. "Quiero estudiar primero".

Desde que "salimos del Sahara Occidental nuestra
libertad ha ido engordando poco a poco", insiste
la secretaria general de la UNMS. Y aunque es
cierto que no se repudia a la mujer divorciada,
"en la mayoría de casos es el hombre el que sigue
teniendo la última palabra porque a la mujer
saharaui le cuesta mucho comunicarse". Para
cambiar las tornas, "hace años que existen
comisiones de entendimiento". Cuando una mujer
quiere divorciarse acude con su marido a la
comisión "y allí le ayudamos a que identifique
sus problemas, los exprese y dé el paso; el
hombre no puede negarse".

Todo el terreno que se ha ganado en la igualdad
de género podría perderse, teme Fatma, si no se
legislan los logros que se van produciendo.
"Estamos luchando para que así sea, para que haya
leyes que nos protejan, porque nos puede pasar
como a muchos otros pueblos en los que la mujer
ha jugado un papel importante en tiempos de
guerra y cuando han alcanzado la paz y la
independencia ha sido encarcelada en vida". La
mujer saharaui no está dispuesta a perder el tren
de conseguir una sociedad educada en la igualdad
de todos sus miembros. Quieren un Sahara libre,
para todos.

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