lunes, 11 de enero de 2010

Llegan a 10 las bases extranjerizadas en Colombia. En las narices de Venezuela


Llegan a 10 las bases extranjerizadas en Colombia. En las narices de Venezuela

Noviembre de 2009 16:02 Ómar Roberto Rodríguez Edición 152

El debate nacional e internacional por el Acuerdo firmado entre Colombia y Estados Unidos para el uso de varias de sus bases militares apenas arranca. La alerta del presidente Chávez sobre una posible acción militar de la potencia del Norte sobre territorio venezolano, utilizando suelo colombiano, es apenas una de las muchas declaraciones que se escucharán en los años por venir. El riesgo es real. Tanto fue Uribe con su cántaro al agua de intervención estadounidense hasta que rompió el límite aceptable en la diplomacia para la seguridad nacional de Ecuador y Venezuela. Con más leña al fuego y sin disimulo en su política exterior, los Œhalcones¹ llegaron a Colombia para quedarse y amenazar a sus vecinos.

Más claras nos llegaban
las voces de que los infantes
de marina habían invadido
la nación con el pretexto
de exterminar la fiebre amarilla.
³Blacamán el bueno vendedor de milagros²,
cuento de Gabriel García Márquez)

Allá, en las propias barbas de Venezuela, en la extensa llanura del departamento de Vichada muy cerca de su capital, Puerto Carreño y del Orinoco que la cruza, con presencia de oficiales y asesores estadounidenses, está Marandúa, el Grupo Aéreo del Oriente, al cual la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) califica como su unidad más joven.

Hasta ahora se habla apenas de siete bases, pero la de Marandúa aún no figura ni en las denuncias ni en los titulares. Está ahí no más, a solo 66 kilómetros de la frontera con Venezuela. Ahí, furtiva, a 115 kilómetros de Puerto Ayacucho (estado Amazonas). Una base con un radar conectado a los dos aviones E-3 Sentry portadores del sistema AWACS de alerta temprana y control aerotransportado son seis en el mundo, con los cuales la Fuerza Aérea de los Estados Unidos sobrevuela el sur del continente. Vigila, en funciones C2BM de mando, control y dirección de batallas. En complemento con el despliegue de la IV Flota de los Estados Unidos en el Caribe, la extranjerizació n de las bases terrestres, aéreas y marítimas en Colombia tiene un significado más hondo para sus vecinos que el simple reemplazo de la base de Manta que cerró Ecuador.

Con un perímetro de albergue para 10.000 hectáreas, Marandúa es una base Œportátil¹ como una próxima y octava por contabilizar. Dispone de un sistema de antenas de guerra electrónica. Asimismo, es el polígono más grande de Colombia para las pruebas de armamento pesado de aviones K-fir, OB-10, M-5 y A-37, bajo la dirección y coordinación con el Comando Sur, Ussouthcom, de los Estados Unidos. Y, a confesión de parte, relevo de pruebas:

En el portal del Centro Aéreo, la teniente Magda Rincón, primera piloto de la FAC deja saber que desde allí ³cubre 1.000 kilómetros de la frontera con Venezuela, 500 del límite con Brasil y 400 kilómetros cuadrados del piedemonte llanero en los departamentos de Arauca, Vichada, Guaviare y parte de Casanare². Refieren los aviadores del Gavilán, avión para el transporte de tropa, reconocimiento, interceptació n, aerofotografí a, combate y patrullaje, ³que no es posible llegar² a esas pistas ³sin tener sus coordenadas exactas²: +5º 31¹ 28.00² 68º 41¹ 90². Ahora, con el Pacto firmado por el gobierno Uribe, además de su tren de helicópteros dispondrán al menos de dos aviones tácticos de alcance medio, en llave con los de ataque, inteligencia e interceptació n aérea que ya poseen.

A un costo de más de 9.000 millones de pesos, se alargan en su piso una pista de 3,12 kilómetros y otra más corta de 2,55. Un antejardín sin flores, para las salas con microchips, y la maraña de alteradores y perturbadores de campos magnéticos, que son los instrumentos y pantallas para el espionaje, y las medidas y contramedidas de guerra electrónica en turno y dirigida contra Venezuela, y del monitoreo de comunicaciones y aerofotografí a. Tiene una torre con el sistema de antenas más avanzado de radar; idéntico al de la Base Tres Esquinas primer centro piloto del Comando Sur para el Œplan Colombia¹, ambos los de mayor cobertura que Colombia; y que hacen parte de 12 más en Caquetá, Guaviare, Putumayo, el Atlántico y el Pacífico, modernizados a partir de los 13 millones de dólares de la ayuda regular anual al Ejército, y del Œplan Colombia¹ durante nueve años.

Por ahora, para no mostrar ni dejar ver tan cerca los dientes, ya en su sitio, Marandúa, con más de 30.000 millones de pesos invertidos, constituye una base Œportátil¹. Una base no inmediata pero indispensable para el despliegue de naves y tropas en gran escala, como son las otras siete una verdad a medias, sin contar a Tres Esquinas ni el aeropuerto militar de Bogotá (Catam) y sus zonas secretas de control estadounidense. Marandúa, lista, sí. En los planes, para cumplir como base avanzada por el sur, del costado occidental de Venezuela. Capaz, Marandúa, para el despliegue en el momento preciso ojalá no llegue mediante el apoyo estratégico aerotransportado de las municiones, materiales, plantas eléctricas y almacenadores de combustible, con la potencia, los volúmenes y los stocks de suministro que sean necesarios, para optimizar su capacidad de puerto aéreo.

Esta fue una conclusión de la evaluación logística de la Subcomandancia del Ejército de los Estados Unidos, con presencia de oficiales del Estado mayor de la FAC, en ajuste al nuevo concepto de base FOL (Posiciones Avanzadas de Operaciones) , y de Œlocalidades expedicionarias¹ de dotación pequeña pero con alta tecnología que consta en el Libro blanco con base en el Estudio de Requerimientos de Movilidad-Revisió n Completa, MRS-BURU, sigla en inglés. Una evaluación hecha, para identificar capacidades en cada una de las localidades de paso, con destino a la oficina del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Texto que en su primer párrafo permite vislumbrar el pacto con el presidente Uribe, como una búsqueda de la serie de arreglos de acceso para operaciones de contingencia, logística y entrenamiento en América Central y del Sur. Y que dos párrafos después precisa que están definidas e identificadas como áreas de interésŠ las zonas de hostilidad o inestabilidad continua.

En otra confesión de parte, también se lee: En caso de que una ruta esté restringida o no esté disponible por cualquier motivo, político, meteorológico o por las horas de operación o saturación, etcétera, los suministros pueden desviarse a través de la (una) ruta adicional de apoyo, y, para quien no quiera ver, el documento clasifica cuatro niveles de las capacidades aeroportuarias y de mantenimiento del espectro completo de capacidades logísticas, en las que el poderío militar del Norte avanza a blancos en el Sur y con destino al África:

Nivel 1 = Localidad de tránsito con capacidades completas de servicio y de mantenimiento mayor.
Nivel 2 = Localidad de tránsito con capacidades portuarias de tránsito y mantenimiento menor.
Nivel 3 = Localidad de tránsito con capacidades de mantenimiento y portuarias limitadas.
Nivel 4 Expedicionario = Localidad de tránsito en la cual la capacidad de mantenimiento y portuaria es brindada de acuerdo con las exigencias de la misión y por personal desplegado.

Agazapada en este último ordinal está Marandúa Œportátil¹ (denominación del autor de este artículo). Funcional, entre las bases con ¡mantenimiento limitado y capacidad aérea que pueda adaptarse, según los requerimientos! (los signos son también del autor) para brindar una capacidad completa de servicioŠ o una capacidad limitada de recepción de personas armadas, con toda seguridad.

Hoy, para la potencia del Norte no es práctica una base como las de Albrook, Howard, Clayton, la Estación Naval de Rodman, el Fuerte Kobee en la costa pacífica y el Fuerte Sherman en el Atlántico; que el general Torrijos, presidente de Panamá, logró abolir en rescate de la soberanía del Canal y del fin del gobierno estadounidense en esa Zona. Además de vigilar y de las ³operaciones de contingencia² que no niega el Libro blanco, está la necesidad inmediata del Departamento de Defensa como preparación del mediano plazo para el acceso en operaciones de [Š] logística y entrenamiento en Centro y Suramérica.

Asistimos a una extranjerizació n de bases con la novedad de entregar ahora la información de inteligencia electrónica, ³en tiempo real², inmediato, de combate, que, por más que lo exigió, no pudo obtener el anterior presidente de Colombia, Andrés Pastrana.

Después de 10 años de la aprobación del Œplan Colombia¹ por la Cámara de los Estados Unidos proferida sin discusión del Congreso colombiano, que admitió como referencia de información un parcial texto en inglés, y de siete años de la promesa de ³victoria militar rápida² del presidente Uribe, viene ahora un paso más: la verdad a medias del uso de siete bases en suelo colombiano. ³Un acuerdo de cooperación [leyó Uribe en la reunión de Unasur] contra el narcotráfico, el terrorismo y otros delitos². Mas dice también que la presencia de tropas extranjeras en Colombia ³brindará información y asesoría² con datos en tiempo real. Oculta Uribe uno de los enunciados del ³Estudio de Requerimientos² : que las bases CSL ayudan a cubrir las brechas de cobertura aérea de las que adolece hoy el plan global de los Estados Unidos.

Como toda operación de un ejército, esta intervención tiene previsión, plan y antecedentes. Por tanto, reconocer, anunciar, la extranjerizació n de bases con ocultamiento de otras, con el apostar de tropas y personal ³no permanente² primer paso en la tercera fase de operaciones del Œplan Colombia¹, no es la excepción. Todo indica que, además de la activación del Comando de Combate África (Usafricom), la administració n Bush preparó y dejó esta decisión en marchaŠ

Así procedió Dwigh D. Eisenhower, presidente de los Estados Unidos, entre el comienzo de 1953 y el 21 de enero de 1961, ante el triunfo de la Revolución Cubana, primer desafío a la hegemonía estadounidense en el continente. En el marco de la Guerra Fría (expresión que popularizó el periodista Walter Lippman) y de su doctrina militar geoestratégica de Represalias masivas que su Secretario de Estado John Foster Dulles le expuso al mundo en un discurso del 12 de enero de 1954, Eisenhower embarcó a su sucesor John Fitzgerald Kennedy.

De la Brigada 2506 en 1961 al Pacto Uribe


Como Bush a Obama, Eisenhower dejó comprometido a Kennedy con la Invasión a Cuba, en Playa Girón y Playa Larga, de Bahía Cochinos, que resultó fallida el 17 de abril de 1961 a pesar de los bombardeos y el apoyo de artillería naval con aviones y naves estadounidenses. Fracasó apenas en 65 horas de combate aéreo y terrestre. Fue un ataque de la llamada Brigada 2506 de 1.500 contrarrevolucionar ios, compuesta por 100 latifundistas, 35 industriales, 194 ex militares, 67 casatenientes, 112 comerciantes, 89 altos funcionarios de empresas, 415 pertenecientes a las capas medias y 112 delincuentes con antecedentes penales.

Días después, el 22 de abril, Kennedy encargó al general Maxwell Taylor de investigar las causas de la derrota y de reconstituir el Grupo Especial 5412 bajo su mando. El general analizó y aconsejó redefinir y reorientar la guía para las acciones encubiertas (espionaje-intentos de asesinato), políticas, militares, económicas y de propaganda, contra el liderazgo de Fidel Castro. Hoy, para el poder transnacional, el blanco se enfoca contra los nuevos liderazgos del continente.

Con el anuncio de la extranjerizació n de las bases en Colombia y la asignación de un presupuesto de 508 millones de dólares sin contar su costo político, el gobierno Obama parece seguir la ³Doctrina Truman² que Harry S. Truman anunció en 1947 para contener al enemigo comunista de entonces, y relanza abiertamente una política de intervenir en los ³conflictos de carácter interno². Política que, en el caso de Colombia, tiene una larga historia.

La saga de medidas policiales y militares


En episodios anteriores de Œayuda¹, intervención política y militar y su justificación, en relación con el narcotráfico, es necesario recordar que en el ya lejano 1972 se firmó el Tratado de Cooperación Antidrogas. Y luego, en el transcurso de los años se firmaron otros tratados que han permitido que los Estados Unidos penetre en Colombia, controlando secciones enteras de la policía y del ejército al tiempo que la doctrina que las rigre, a la vez que narcotizando el conjunto de la relación que mantienen ambos países, cuyo punto culmen de dominio y sometimiento- se logró y manifestó en 1999 con la aprobación y puesta en práctica del plan Colombia, también justificado para la lucha contra el narcotráfico.

Como se sabe, esa es una simple alusión propagandística. Desde finales de los años 70 del siglo XX se conoce del ascenso e infiltración de todas las estructuras del poder por parte de los Œseñores¹ de la droga, pero la complacencia es la puerta entreabierta que han encontrado. Las contradicciones con algunos sectores se han sorteado en el campo de batalla. Pero su penetración alcanzó los más altos niveles, logrando al control real del aparato estatal. Paso previo, a sangre y fuego, con 4 o más millones de desplazdos, y millares de asesinados, fue el dominio regional y el control de la tierra. La alianza con agencias de los Estados Unidos, no estuvo ajena de este desarrollo. Sin duda, la parapolítica no fue casual, y sintetiza la última ofensiva para la obtención del control del poder.

El pacto para la extranjerizació n de las bases asume como otra de sus dos grandes justificaciones la lucha contra la subversión ³y el terrorismo². Al respecto, antes del Libro blanco ya señalado, en junio de 2001 tuvo luz pública el informe de la Corporación RAND ³In Colombia labyrinht: The synergy of drugs and the insurgency and its implications for regional stability², cuya elaboración duró un año y medio.

Del informe Rand a la ³Estrategia global de bases de apoyo²


En un anticipo de la situación actual, ese informe argüía que ³el éxito del Œplan Colombia¹ no está garantizado² y que, en caso de empeorar la situación, ³Estados Unidos debe sentar las bases de una intervención multilateral² . Además de ³ayudar al gobierno colombiano a recobrar las carreteras y los ríos navegables que son utilizados por la guerrilla y los traficantes de droga, el informe destacaba:

³El narcotráfico y la insurgencia podrían significar para los Estados Unidos el más serio desafío de seguridad en el hemisferio occidental para los próximos años². Y renglones adelante:
³Las Fuerzas Armadas no tienen todavía el desarrollo y la capacidad para controlar las guerrillas. Esto se traduce en una incapacidad para derrotarlas militarmente [Š] El ejército colombiano sólo tiene la ventaja en número de hombres y de poder de fuego, pero, por su parte, la guerrilla mantiene la ventaja operacional y la iniciativa táctica². Y remarcaba:
³La principal debilidad de las farc es la falta de apoyo popular [Š] [su] amenaza [Š] puede ser contenida si el gobierno colombiano logra el apoyo activo de la población, y asume la iniciativa estratégica y operacional.


Con grados de doctor en un 80 por ciento, esta Corporación dispone de cerca de 1.100 consultores de tiempo completo para asesorar a la Casa Blanca, el Departamento de Estado y todas sus ramas militares. Asesora en temas de seguridad, defensa nacional y políticas públicas, internas y externas, con marcado énfasis en la investigación de tecnología militar. Su actividad la realiza en llave con tres think thank o centros de pensamiento:

Proyecto Fuerza Aérea. Financiado por el Departamento de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que tiene la misión de ³suministrar análisis de alternativas políticas que afectan el desarrollo, empleo, aprestamiento para el combate y apoyo de las fuerzas aeroespaciales existentes y futuras, y las soluciones para el emplazamiento y empleo de fuerza aeroespaciales² .
Instituto de Investigación en Defensa Nacional. Financiado por la oficina del Secretario de Defensa y el comando unificado del Departamento de Defensa de los Estados Unidos y,
Arroyo Center: Financiado por el departamento ejército del Departamento de Defensa.

¡Atención! La derrota de la guerrilla y cómo lograrlo para los intereses de los Estados Unidos no es una conclusión categórica en el informe que detalla siete (7) posibles escenarios, a mediano y largo plazo. Advierte, entre otras cosas, que el conflicto colombiano ³no se puede mantener por mucho tiempo; alguno de los dos contendientes puede desequilibrar la situación de un momento a otro².

Peligro estratégico de la guerrilla


La sima es más honda que el nivel del mar. Y las alturas montañosas nunca se ven. Jamás están libres de nubarrones ni neblina. En ese extenso Cañón de Las Hermosas, jurisdicción del municipio de Chaparral (Tolima) y límite de Roncesvalles (Tolima), puerta de entrada de la zona de retaguardia estratégica de las farc, con una muralla que continúa al sur en la Cordillera de los Picachos, sólo ahora, después de 45 años y 10 de Œplan Colombia¹, el ejército pudo enclavar un largo cañón que parece un Pak 43 de 88 mm. Con todo y cañón, el dirigente conservador y ex ministro del Interior Carlos Holguín Sardi esparce en baja voz que el embajador William Brownfield de los Estados Unidos, en conversaciones con dirigentes colombianos, y con la recomendación de guardar la confidencia, dice que ³la guerrilla en cabeza de Alfonso Cano es 10 veces más peligrosa, y que la puede hacer reproducir entre los jóvenes². En las mesas de mando y los mapas militares, con asesores de inteligencia israelíes desde octubre de 2007, el conflicto interno, en sus componentes sociales, guerrilleros, de resistencia y oposición, se intensifica.

Aunque las guerrillas, tanto de las farc como del eln, fueron puestas en merma, a la defensiva y repliegue de territorio, alejadas de decenas de cabezas municipales, por el gobierno Uribe, no es menos cierto que esta situación en una guerra irregular no significa la pérdida de su amenaza implícita, con operaciones tácticas y su efecto de ingobernabilidad para los gobiernos. Tampoco es el fin de su capacidad de hacer hostigamientos militares contra las tropas y la Policía, con un efecto parcial estratégico en la correlación de fuerzas entre la sociedad y el poder, entre paz y guerra. Esta circunstancia combina la resistencia social urbana y la inconformidad con expresión de oposición de izquierda y pequeñas movilizaciones de sectores sociales, que en las elecciones pasadas alcanzó 2¹763.000 votos.

Su riesgo para el poder lo analizó el informe Rand en un posible ³escenario seis², que tituló: La toma del poder o el cogobierno. Un escenario en que ³los movimientos subversivos puedan lograr el fin último de sus planes estratégicos: la toma del poder o, en su defecto, la culminación de un proceso de paz frente a un gobierno debilitado que terminaría cediéndole amplias ventajas políticas a la subversión, en cuyo caso las consecuencias para la estabilidad regional serían graves².

Y a renglón seguido, en una síntesis o cierre, el informe recomendaba como séptimo escenario ³la internacionalizació n del conflicto [Š] tal vez bajo la tutela de la Organización de los Estados Americanos (OEA) o de otro organismo multilateral² . El presidente Uribe hizo público en un viaje a España que la OTAN debe estar presente, y más reciente, como lobby de su deseo, comprometió soldados colombianos para ir a Afganistán. Ante esta eventualidad, resuena una pregunta del presidente Ignacio Lula da Silva, del Brasil. Si Uribe asegura que las farc están disminuidas y al borde de la aniquilación, ¿cómo se justifica el incremento de la presencia militar estadounidense? EntoncesŠ

¿Cuál será el blanco próximo?


Con visita a la Casa Blanca tuvo lugar la firma del pacto entre los presidentes de Colombia y los Estados Unidos. Pero, una vez que se conoció la condena, el rechazo o los reparos por parte de cada uno de los presidentes de Unasur, en la opinión flotan tres interrogantes acerca de los riesgos y de cuál será el blanco de ataque inmediato: ¿Será el núcleo, en la selva y el macizo de los Andes del Bloque Sur y el Bloque Oriental de las farc en su prolongación hasta los Llanos Orientales? ¿Será Venezuela?¿Será Ecuador?

Para el interés de Estados Unidos en la región, su agenda con Venezuela y su contradicción con el presidente Chávez, antes que estar definida por un calendario de intervención militar inmediata, en un esquema presión-amenaza- desestabilizació n-(inconformidad -avance electoral de la oposición); está a la espera del resultado electoral del próximo año, y del porcentaje que en la Asamblea Nacional alcance la oposición.

Entonces, dado que el paso de extranjerizació n de las bases en Colombia no es una improvisación ni es sólo para Œmostrar¹, y dadas otras circunstancias como:

El nuevo presidente de los Estados Unidos necesita concentrar su esfuerzo bélico en Afganistán, Iraq y el Cercano Oriente, en apoyo a la extensión sionista del estado de Israel cuyos funcionarios, ahora como actor sobrevenido, actúan y opinan frente a la realidad de Colombia-Venezuela.
Y, sobre todo, ante el motivo que se exhibió como su justificación, el ³combate a la subversión y el narcotráfico², en pareja con el aumento de Œnoticias¹ sobre la presencia en La Guajira y Margarita de ³células de terrorismo fundamentalista islámico².
Que, junto con un Uribe aferrado a su proyecto de liquidación militar de la insurgencia, en trance de credibilidad frente a su electorado, cuando anda en busca de su segunda reelección.
Pero también cuando Colombia subió del puesto 49 al 37 como país con buen ambiente para la inversión extranjera con 10.564 millones de dólares, un 16,7 por ciento de ascenso, el más alto en su estadística económicaŠ hacen obvio que la acción en pronóstico y preparación está relacionada con un ataque en contra de las farc, con trompetas y anuncios de ³golpe final².

Una operación de gran escala tendiente a constreñir más la zona de retaguardia estratégica de las farc, y alejarla de la comunicación y la ventana exterior que significan el río Putumayo y sus afluentes Piñuña Negro y Piñuña Blanco, fronterizo con Ecuador. Esta operación requiere una disposición de tropa y batallones para extender o cerrar por todo el flanco sur, el cerco occidental y el avance Llanos Orientales adentro, que ya cumple nueve años sin parte de victoria total.

Con este propósito, las Fuerzas Armadas de Colombia, ahora con el apoyo en combate del ejército de Estados Unidos, y con la violación del territorio y la frontera de Ecuador, quizá se propongan controlar las dos riberas del río Putumayo. Ocupar en un plazo breve paso previo de tranquilizar a Brasil y la disuasión de solidaridad de Venezuela una franja del territorio ecuatoriano, como ³cabeza de playa² necesaria para el avance seguro de tropa con apoyo aéreo y de artillería pesada desde el sur, con acoso y tapones por el norte y el nororiente. Aflora así como objetivo la franja ecuatoriana entre los ríos San Miguel y Putumayo. El primero, si bien nace en el departamento de Nariño (Colombia) y vierte sus aguas por el departamento de Putumayo, sirve de frontera natural con Ecuador en alrededor de 120 kilómetros, pero al final se interna en territorio ecuatoriano unos 60 para desembocar en un río putumayo. De este modo, Estados Unidos, en peligro de perder su hegemonía en la región andina, apunta a dos pájaros con un solo tiro.

En efecto, para los intereses de Estados Unidos, el tiempo político para incidir y afectar el proceso ecuatoriano tiene prisa. Con la experiencia de la Revolución Bolivariana, su acción encubierta y desestabilizadora busca impedir la unificación sólida de la Fuerza Armada alrededor de la revolución ciudadana que encabeza el presidente Rafael Correa. Mientras en Venezuela su meta cumple otro orden ya visto, en Ecuador sigue la ruta desestabilizació n-presión- amenaza-impopula ridad para frenazo del proceso. Como si Bush aún fuera Presidente, los halcones no descansan.

Entre tanto, Marandúa, con sus ojos y sus oídos puestos en Venezuela, entre las polvaredas de los aterrizajes y el decolaje de vuelos militares, anuncia en su portal que ³espera órdenes para cerrar la posible retirada de la guerrilla, desde los llanos del Yarí hacia el Oriente².

Šy andaban descabezando a cuanto cacharrero inveterado o eventual encontraban a su paso, y no sólo a los nativos por precaución sino también a los chinos por distracción, a los negros por costumbre y a los hindúes por encantadores de serpientes, y después arrasaron con la fauna y la flora, y con lo que pudieron del reino mineral, porque sus especialistas en nuestros asuntos les habían enseñado que la gente del Caribe tenía la virtud de cambiar de naturaleza para embolatar a los gringos.
íd.
** Apartes de su texto leyó Hugo Chávez durante la reunión de Presidentes de Unasur que deliberó en Buenos Aires.
SamuelBarinasVarela -Corfisocial

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