martes, 18 de marzo de 2008

El Nacional-sindicalismo


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El nacional-sindicalismo, también denominado falangismo, es una corriente ideológica obrerista nacida en 1931 en España (aunque aplicable en otros países) basada, según sus propugnantes, en un hondo sentimiento nacional y revolucionario, con un especial acento en las ideas de patria y justicia social.
Su origen tiene lugar en el ámbito de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS), movimiento ideológico formado por la unión del grupo reunido en torno al semanario "La Conquista del Estado", liderado por Ramiro Ledesma Ramos y las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica de Onésimo Redondo Ortega. Tras la fusión de las JONS con la Falange Española de José Antonio Primo de Rivera, tiene lugar su desarrollo pleno.
Su doctrina se basa en una particular interpretación corporativista del sindicalismo revolucionario pero desechando partes importantes de su filosofía y programa, y se sitúa en un plano alternativo al marxismo y al capitalismo, a los que critica ferozmente. Al ser tercerposicionista como las otras tendencias corporativistas se sitúa en un ámbito distinto a la tradicional división de corrientes ideológicas entre izquierdas (marxista o liberal) y derecha liberal , división que, al entender de los defensores del nacional-sindicalismo, provoca una visión solamente parcial de los problemas de España.
La génesis de este movimiento tiene lugar en los años previos a la Guerra Civil Española, en un clima de máxima tensión y polarización política, en el que las peleas callejeras entre ultraizquierdistas y ultraderechistas estan casi a la orden del día. Es durante este periodo cuando se da forma a la doctrina nacional-sindicalista, y se propaga por diferentes puntos de España mediante discursos de José Antonio y de numerosos falangistas más. Coherentemente con su filosofía, se crean varios sindicatos, entre ellos el SEU ( Sindicato Español Universitario) o la CONS (Central Obrera Nacional Sindicalista), que se diluirían tras la victoria de los nacionales en la Guerra Civil Española hasta la muerte de Francisco Franco en 1975.
En ese periodo la Falange Española de las JONS se enfrenta frecuentemente con las izquierdas, a las que no les gusta al considerarla competidora en el plano de la revolución social y con la derecha liberal, a la que no gusta su afán "revolucionario" y la búsqueda de justicia social. Como consecuencia de ese enfrentamiento y tras el intento de asesinato del catedrático de Derecho Jiménez de Asúa, llevado a cabo por sus propios alumnos, se implica a los estudiantes del SEU decretándose la ilegalidad de la Falange y sus dirigentes, entre ellos Primo de Rivera, fueron encarcelados el 14 de marzo de 1936 por el gobierno del Frente Popular. Posteriormente el Tribunal Supremo declaró la legalidad de FE de las JONS, aunque el Gobierno nunca respetó dicha sentencia. Una vez producida la sublevación el 18 de julio de 1936, José Antonio intentará mantener la autonomía del Movimiento nacional-sindicalista ante las derechas y recordará a sus seguidores que su objetivo es llevar a la práctica el programa falangista, aunque desde la cárcel sus intentos resultan infructuosos, sucumbiendo el nacional-sindicalismo en la marea de la guerra civil.
El nacional-sindicalismo tiene un referente filosófico en la obra de José Ortega y Gasset y de la Generación del 98. En el ámbito político recibe sus ideas fundamentales de movimientos sindicalistas y socialistas utópicos.
En el ámbito económico propone la organización de la economía a través de los sindicatos, como organización natural de los trabajadores, que de esta forma, recuperan la plusvalía y tienen la propiedad de los medios de producción y el control de la gestión de la empresa. Aunque pretenden superar el concepto de sindicato de clase, reconocen que los sindicatos son el instrumento de lucha del proletariado en tanto no concluya la lucha de clases, pugna que el nacionalsindicalismo quiere superar mediante la implantación de un radical sistema de Justicia Social. El trabajo se considera un medio de dignificacicón social, y no existe ninguna contemplación con aquellos que, pudiendo, no dedican sus capacidades al trabajo.
Los principios ideológicos del nacional-sindicalismo son los siguientes:
Es un movimiento revolucionario. Revolución significa la alteración de un sistema de cosas que se han hecho anticuadas o que son injustas, y su sustitución por un orden más justo (o no).
Critica tanto al liberalismo como al marxismo, tachando ambos movimientos de materialistas y clasistas, y proponiendo una concepción más espiritual de la vida.
Los tres ejes del estado nacional-sindicalista son la familia, el municipio y el sindicato. El Estado está al servicio del ciudadano, ya que está integrado por los órganos de convivencia real del ciudadano, en donde pueden plantearse sus necesidades y aspiraciones, mediante una democracia directa y participativa.
El nacional-sindicalismo parte de una consideración cristiana de la persona, sin constituirse en una ideología confesional, ya que considera que ello pertenece a aspectos íntimos del hombre. Establece una separación entre religión y política.
Cultura y educación. Solo puede ser verdaderamente libre una sociedad culta.
España es una "unidad de destino en lo universal": nacionalismo patriótico . El concepto de patria no se basa solo en características raciales, lingüísticas e incluso culturales similares, sino también en la existencia de una misión común a llevar a cabo por pueblos diversos unidos por la historia. Mientras el nacionalismo aislado tiende a cerrarse en sí mismo, el patriotismo le otorga las fuerzas para conseguir un objetivo común.
En el plano económico, el nacional-sindicalismo defiende la organización de la actividad económica en torno al sindicato
El capital no es más que un instrumento al servicio de la producción.
El trabajo es el factor principal de producción. El trabajo es el esfuerzo (físico o intelectual) realizado por el hombre para transformar cosas. El papel de trabajador no debe depender de la aportación de capital.
La propiedad de los medios de producción debe ser del trabajador (no del estado ni de quien aporta el capital.
El concepto de propiedad privada está permitida, pero supeditada a la función social. En todo caso la propiedad queda restringida a la satisfacción de las necesidades básicas. Nunca se permitirá el control privado sobre los medios de producción.
En una empresa, todos los que trabajan en ella, obreros y directores, participan en la propiedad y la gestión. La plusvalía de producción es asignada al trabajo (no al capital).
La agrupación de empresas por ramas de producción da lugar a los sindicatos nacionales que son los pilares sociales y económicos del estado nacional-sindicalista.
La banca debe organizarse asimismo en torno a un sindicato.
Actualmente, hay numerosos movimientos nacional-sindicalistas tanto en España como en Hispanoamérica.

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