miércoles, 19 de marzo de 2008

NO TEMAN EL EXITO DE CHINA, TEMAN SU FRACASO

NO TEMAN EL EXITO DE CHINA, TEMAN SU FRACASO Por Bruce Anderson Traducido por Jesus Nery BarriosAunque el caos en Heathrow fue un inicio poco auspicioso, es importante que la misión del Primer Ministro a China no se estrelle. Un formidable grupo de empresarios acompañaron al Sr. Brown para rendir un homenaje económico, y con toda razón. A mediados de este siglo China será la economía más grande del mundo, y muchas de las preguntas más importantes arrojadas en el curso del siglo serán respondidas con caracteres chinos.Algunas ya lo son. Los bienes chinos han controlado la inflación de Estados Unidos mientras que los ahorros chinos han financiado el consumo estadounidense. La demanda china de materias primas no solo está apuntalando los precios mundiales de las mercancías: mientras a los chinos no les importa a quiénes le compran y están felices de pagar sus cheques directamente en cuentas de bancos suizos, esto también está socavando la búsqueda de un buen gobierno en África. Sólo podemos esperar que en privado -la diplomacia de micrófono es casi inútil- el Sr. Brown haya tratado de persuadir a sus anfitriones que los países bien gobernados todavía pueden producir petróleo y minerales.Pero Gran Bretaña necesita a China tanto como China necesita a Africa. El libre comercio está en nuestro ADN, así que debemos hacer todo lo posible por cultivar el mercado chino, mientras interpretamos los riesgos. La oferta del Sr. Brown para hacer de Londres la base para los fondos de deuda soberana de China por 200 billones de dólares es un buen comienzo.China no es un país que se sienta cómodo consigo mismo. Aparte de las inevitables tensiones relacionadas con el rápido crecimiento y el desarrollo, al menos existen otras tres: el odio, el sexo y el miedo.El odio surge de humillaciones históricas. Los chinos, quienes piensan en milenios, están bastante conscientes que hace más o menos un siglo los empresarios británicos se comportaban distinto. Apoyados por la Armada Real, ocuparon puertos, exportaban concesiones y forzaron a los chinos a comprar opio.Otras grandes potencias también pisotearon a China. Esto culminó con los intentos de Japón de arrasar la parte continental y convertir a los chinos en esclavos y prostitutas. Esto explica el odio de los chinos por el tema de Taiwan. Para ellos es parte de China, la cual fue convertida en colonia de Japón, luego en colonia de Estados Unidos. Debemos estar agradecidos que el gobierno taiwanés no se comporta de una manera más sensible, ya que si alguna vez declara la independencia China probablemente irá a la guerra.Los chinos se ven a sí mismos como la mejor raza de la Tierra. Ellos solían desdeñar a los japoneses como oscuros pescadores, el producto, según la leyenda, de la unión entre una princesa china y un monstruo marino. El saber que China ha sido la última nación asiática exitosa en casi 150 años, fácilmente superada por Japón, es una herida abierta.Como también lo es la política del hijo único, propuesta para controlar el crecimiento poblacional, la cual ha creado el problema sexual. En una sociedad que valora a los hijos varones, ha existido el infanticidio femenino a gran escala. En algunos grupos de edad existen 20 millones de varones más que hembras. ¿Cómo se comportarán los varones que sobran, especialmente cuando muchos de ellos están siendo tomados como "pequeños emperadores"? Tradicionalmente los campesinos se refieren a su prole como su fondo de pensión, la única esperanza de un cupón de comida durante la vejez. De manera que estos hijos únicos han sido ansiosamente sobreprotegidos y malcriados. Aun así, puede que no haya suficientes de ellos para mantener a la población que no trabaja. Puede que China envejezca antes que se enriquezca. La política del hijo único es un fascinante experimento sociológico. Es improbable que tenga un resultado benigno.Finalmente, el miedo: el miedo que tiene el gobierno a su pueblo. La pacífica muerte del comunismo chino le ha quitado el único argumento de legitimidad al gobierno y el número de protestas y manifestaciones se ha ido incrementando. Hasta acá el gobierno ha tratado de ofrecer un sustituto a la democracia; la econo-cracia -utilizando niveles de vida más altos para lograr aceptación. Esta no es una táctica fútil. Hace sólo 40 años decenas de millones de chinos estaban tratando de sobrevivir con las uñas. Hoy en día, la mayoría tiene lo suficiente para comer. Eso es un gran salto hacia adelante y logrará que el gobierno gane un poco de tiempo.Pero la econo-cracia es sólo una solución temporal. Los chinos son una raza individualista; ellos no comparten la tendencia de los japoneses a la mentalidad grupal. A la larga la demanda de derechos y elecciones se volverá irresistible excepto por la más brutal de las represiones. Es vital que semejante conflicto se evite, pero no tenemos los medios de influenciar los acontecimientos en China excepto por medio de intentos indirectos por promover la buena voluntad.Los intercambios culturales e intelectuals pueden reforzar los económicos. Oxford y Cambridge cuentan con programas de becas para estudiantes chinos. Una de las creencias es que los empresarios que van en la misión de Brown serán contactados en busca de donaciones a su regreso.En el mejor de los casos, sin embargo, esto tendrá un efecto marginal en la historia de China. Sólo podemos esperar que ella vaya en la dirección correcta. Si China tiene exito, habrá un precio. Occidente perderá poder. Pero el exito chino es con mucho el menor de los males. Imagine que pasaría si esa enorme y poderosamente armada nación se convirtiera en un estado fallido.

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